Esta crónica en principio es para los Afortunados pero la voy a poner por aqui.
Rando
Marmotte 2022
Después de 5
años ya teníamos ganas de volver a asistir a la Rando Marmotte. Los recuerdos
que teníamos eran buenos y una vez pasadas las oleadas de la Covid pues
queremos asistir.
En un
principio la asistencia era numerosa si no recuerdo mal en algún momento los
preinscritos éramos 12.
Pero claro
como reza el refrán, “El hombre propone y …..”
Así que poco
a poco fueron cayendo personal, unos por problemas físicos, otros por Covid,
otros por asuntos familiares y otros por motivo….
El caso es
que al tener vacantes se incorpora Vicente Real.
El resto,
Armando, Juan Carlos, Jesús Palanca, Vicent y el que escribe.
Al final
somos 6 y las correspondientes monturas. Para el desplazamiento conseguimos una
furgoneta en Gandia a buen precio.
Retiro la
furgo la víspera, hay que salir bien temprano al día siguiente. Tenemos que
llegar a Alpe d’Huez antes de las 19 horas.
Recogida con
reparto de la última fila de asientos. Sobran los asientos y así las bicis van
más cómodas. Se establece un turno de unas 2 horas por conductor y en sentido
rotatorio para que el asiento un poco más incómodo se reparta. Paradas breves
con recuperación del estómago con viandas que teníamos para que las paradas
fueran más breves.
El camino
cunde hasta que nos acercamos a Grenoble y allí aparecen los “buchons” , miramos continuamente lo que nos dicen los
diversos navegadores para ver la hora de llegada a Alpe d’Huez. En todo momento
nos indica que sobre las 19 horas más o menos. Y lo malo es que es la hora
límite para retirar los dorsales.
El Vicent
conductor en ese momento estruja la furgo, pero no derrapa en las curvas. Pero
llegamos y ya estaban retirando las cajas y milagrosamente nos atienden.
El siguiente
problema es que tenemos que dejar la bolsa para Valloire en Bourg D’Oisans.
Pero la retirada es arriba el domingo. Y claro nosotros tenemos el alojamiento
bajo. Diversas tentativas con diversos componentes de la organización y no
conseguimos nada. El domingo tenemos que bajar con la bolsa en la espalda o
subir con la furgo para retirarla. Bueno ya decidiremos el domingo.
Y vamos en búsqueda
del hotel Terminus. Y no muy agradable sorpresa, las habitaciones un mucho
estrambóticas. Algunos tienen que salirse de la habitación para poder abrir la
maleta. Otros para levantarse de la cama tiene que llamar al Pernales (empresa
de grúas).
Rápidamente
a la cena ya que entraba en el presupuesto. Tenemos la agradable compañía del
hijo de Armando y su mujer que se encuentran por la zona de excursión. Aquí la
cena no defrauda, estuvo a criterio de la mayoría aceptable.
Paseo por el
pueblo para estirar las piernas y una ligera tormenta nos saluda, pero no llega
la sangre al rio.
Y llega el
sábado con un tiempo excelente, desayunamos y llevamos las maletas al punto de depósito-
volvemos a intentar el que nos dejen las bolsas en el Bourg D’Oisans, pero no
hay manera. Me imagino que es porque hay cerca de 300 asistentes y no quieren
hacer excepciones como si lo hicieron en 2017 ya que éramos bastantes menos. Pasamos
por el control de salida y a la marcheta a buscar el primer puerto de la
jornada, el Glandón.
Y vamos con
el detalle de mi bici. Pepe mi hermano y por culpa de la Covid no viene, pero
al final me convence para que utilice su Ebike Trek con motor Fazua. Juan
Carlos que lleva otra Ebike con el mismo sistema Fazua. Habíamos diseñado ya
que las baterías son intercambiables y que la jornada era de unos 2.500 mts de
ascensión el siguiente plan. Llevamos una Bateria de repuesto para yo antes de
subir al Telegraph cambiarla y así la q ue
yo llevaba dejarla con un 40% de Bateria y tenerla Juan Carlos por si se le
agotaba la suya. Bueno esos eran los planes.
Iniciamos el
Glandón lógicamente con nuestras reservas ya que son 26 kms de puerto. Vicente
Real no los conoce, el resto de personal sí. Le hago compañía efectuamos todas
las paradas necesarias para inmortalizar el tema e incluso entablar
conversación con alguna parisina.
Este año en
lo alto del Glandón sí que hay un ligero avituallamiento, cosa que se agradece.
El tiempo sigue siendo excelente.
Lo que no ha
sido tan excelente es la cantidad excesiva de motoristas y coches que nos están
acompañando.
En el
descenso pasamos por donde 5 años antes habíamos repuesto fuerzas, no sé el
motivo que lo dejamos pasar y ya buscaremos otro. Craso error que pagaremos más
adelante.
Una vez bajo
empezamos a buscar, pero no aparece nada. Al final nos desviamos hacia Saint
Jean de Maurienne. Vemos un local y está a punto de cerrar, pero nos van a
servir unos bocadillos y cervezas. Salen los bocatas y se nos cae las ilusiones
hambrientas que teníamos. El pan de los bocatas no cumple con las expectativas
que tenemos con la calidad del pan en Francia. El caso es que antes de que cierren
tomamos unos helados y preparados para continuar.
Y nos
acercamos al pie del Telegraph, buscamos una fuente y voy a cambiar la Bateria
como estaba planeado. Pero desagradable sorpresa. En la bici de mi hermano hace
falta una llave para poder cambiar la Bateria, pero la llave no está donde debería
estar. Rebusco en todos los compartimentos y no aparece. No sabemos si se ha
quedado en el hotel, que se ha roto el mosquetón o en la furgoneta.
No hay más
solución que seguir hasta Valloire. Y subimos el Telegraph con mucho calor y
muchísimo tránsito de motos y coches. Algunos no respetando mucho la distancia a
los ciclistas.
Pasamos el
control de llegada y retiramos los equipajes y nos desplazamos al hotel que
estaba a 80 mts.
Que
diferencia de hotel. Buenas habitaciones con excelentes vistas y buena atención.
Nada que se le parezca a lo de Bourg.
Nos indican
un sitio para cenar al que acudimos una vez aseados y repuestos con una grande
cerveza en la terraza del hotel.
Al día
siguiente sigue el buen tiempo, buen desayuno y volvemos a intentar el tema de
los equipajes y no hay manera de conseguirlo.
La gestión
con el hotel acerca de la llave de la batería resulta infructuosa. Así que no
he podido cargar la batería ni cambiarla. Por tanto, para acometer el Galibier
voy con una bici que debe pesar unos 20 kg y sin ayuda de motor. Llevo la
segunda batería, el cargador, una bolsa y también la porta paquetes trasero que
también pesa.
Y poco a
poco y haciendo las paradas pertinentes para no pasar de pulsaciones se llega
arriba. A punto hemos estado de parar a algún coche que llevaba porta bicis.
Pero no se ha terciado.
Avituallamiento
y fotos en lo alto y ya se acabó lo duro. Y ahora hacia abajo la bici va como
una moto. He decidido ir al hotel por si hay suerte y encuentro la llave en la
furgo.
Me adelanto,
llego al hotel y nada, no hay llave. Aligero de peso la bici y me hoy a buscar las
21 curvas de Alpe d’Huez. Empiezo y en ese momento la temperatura marcaba 34º,
pero la mente trabaja rápido y decide que no tiene ganas de sufrir y en la
primera curva decido dar la vuelta, Me voy a por la furgo y voy a subir para
bajar los equipajes.
Voy a subir
por Allemont y así me evito la mayor parte de la subida donde está lleno de
ciclistas. Adelanto a algunos de los compis y me voy a la meta para poder
filmarlos en la llegada.
Y eufóricos
llegan los 5 y satisfechos por haber terminado.
Llevamos las
bolsas a la furgo, reponemos fuerzas en el frugal avituallamiento final. Ellos
se van hacia el hotel y yo en teoría hasta las 18.30 no me dejan bajar. Así que
decido volver por el puerto de la Sarenne.
Buena cena y
a dormir.
Al día
siguiente la vuelta con el mismo régimen de conducción.
Mas
charraetas y protestas por exagerada presencia de motos durante el trayecto.
Pero el caso
es que sin más problemas y reparto de los asistentes y a pensar en la
siguiente.
Y eso ha
sido todo que yo recuerde ya que escribo la crónica con un mes de retraso y a esta
altura ya se sabe que la memoria puede gastarnos alguna jugarreta.
Eso si todos
satisfechos menos el Manue por el fallo de la llave.
Y al año que
viene ya veremos.
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