domingo, 7 de agosto de 2022

Rando Marmotte 2022

 Esta crónica en principio es para los Afortunados pero la voy a poner por aqui.

Rando Marmotte 2022

Después de 5 años ya teníamos ganas de volver a asistir a la Rando Marmotte. Los recuerdos que teníamos eran buenos y una vez pasadas las oleadas de la Covid pues queremos asistir.

En un principio la asistencia era numerosa si no recuerdo mal en algún momento los preinscritos éramos 12.

Pero claro como reza el refrán, “El hombre propone y …..”

Así que poco a poco fueron cayendo personal, unos por problemas físicos, otros por Covid, otros por asuntos familiares y otros por motivo….

El caso es que al tener vacantes se incorpora Vicente Real.

El resto, Armando, Juan Carlos, Jesús Palanca, Vicent y el que escribe.

Al final somos 6 y las correspondientes monturas. Para el desplazamiento conseguimos una furgoneta en Gandia a buen precio.

Retiro la furgo la víspera, hay que salir bien temprano al día siguiente. Tenemos que llegar a Alpe d’Huez antes de las 19 horas.

Recogida con reparto de la última fila de asientos. Sobran los asientos y así las bicis van más cómodas. Se establece un turno de unas 2 horas por conductor y en sentido rotatorio para que el asiento un poco más incómodo se reparta. Paradas breves con recuperación del estómago con viandas que teníamos para que las paradas fueran más breves.

El camino cunde hasta que nos acercamos a Grenoble y allí aparecen los “buchons”  , miramos continuamente lo que nos dicen los diversos navegadores para ver la hora de llegada a Alpe d’Huez. En todo momento nos indica que sobre las 19 horas más o menos. Y lo malo es que es la hora límite para retirar los dorsales.

El Vicent conductor en ese momento estruja la furgo, pero no derrapa en las curvas. Pero llegamos y ya estaban retirando las cajas y milagrosamente nos atienden.

El siguiente problema es que tenemos que dejar la bolsa para Valloire en Bourg D’Oisans. Pero la retirada es arriba el domingo. Y claro nosotros tenemos el alojamiento bajo. Diversas tentativas con diversos componentes de la organización y no conseguimos nada. El domingo tenemos que bajar con la bolsa en la espalda o subir con la furgo para retirarla. Bueno ya decidiremos el domingo.

Y vamos en búsqueda del hotel Terminus. Y no muy agradable sorpresa, las habitaciones un mucho estrambóticas. Algunos tienen que salirse de la habitación para poder abrir la maleta. Otros para levantarse de la cama tiene que llamar al Pernales (empresa de grúas).

Rápidamente a la cena ya que entraba en el presupuesto. Tenemos la agradable compañía del hijo de Armando y su mujer que se encuentran por la zona de excursión. Aquí la cena no defrauda, estuvo a criterio de la mayoría aceptable.

Paseo por el pueblo para estirar las piernas y una ligera tormenta nos saluda, pero no llega la sangre al rio.

Y llega el sábado con un tiempo excelente, desayunamos y llevamos las maletas al punto de depósito- volvemos a intentar el que nos dejen las bolsas en el Bourg D’Oisans, pero no hay manera. Me imagino que es porque hay cerca de 300 asistentes y no quieren hacer excepciones como si lo hicieron en 2017 ya que éramos bastantes menos. Pasamos por el control de salida y a la marcheta a buscar el primer puerto de la jornada, el Glandón.

Y vamos con el detalle de mi bici. Pepe mi hermano y por culpa de la Covid no viene, pero al final me convence para que utilice su Ebike Trek con motor Fazua. Juan Carlos que lleva otra Ebike con el mismo sistema Fazua. Habíamos diseñado ya que las baterías son intercambiables y que la jornada era de unos 2.500 mts de ascensión el siguiente plan. Llevamos una Bateria de repuesto para yo antes de subir al Telegraph cambiarla y así la q          ue yo llevaba dejarla con un 40% de Bateria y tenerla Juan Carlos por si se le agotaba la suya. Bueno esos eran los planes.

Iniciamos el Glandón lógicamente con nuestras reservas ya que son 26 kms de puerto. Vicente Real no los conoce, el resto de personal sí. Le hago compañía efectuamos todas las paradas necesarias para inmortalizar el tema e incluso entablar conversación con alguna parisina.

Este año en lo alto del Glandón sí que hay un ligero avituallamiento, cosa que se agradece. El tiempo sigue siendo excelente.

Lo que no ha sido tan excelente es la cantidad excesiva de motoristas y coches que nos están acompañando.

En el descenso pasamos por donde 5 años antes habíamos repuesto fuerzas, no sé el motivo que lo dejamos pasar y ya buscaremos otro. Craso error que pagaremos más adelante.

Una vez bajo empezamos a buscar, pero no aparece nada. Al final nos desviamos hacia Saint Jean de Maurienne. Vemos un local y está a punto de cerrar, pero nos van a servir unos bocadillos y cervezas. Salen los bocatas y se nos cae las ilusiones hambrientas que teníamos. El pan de los bocatas no cumple con las expectativas que tenemos con la calidad del pan en Francia. El caso es que antes de que cierren tomamos unos helados y preparados para continuar.

Y nos acercamos al pie del Telegraph, buscamos una fuente y voy a cambiar la Bateria como estaba planeado. Pero desagradable sorpresa. En la bici de mi hermano hace falta una llave para poder cambiar la Bateria, pero la llave no está donde debería estar. Rebusco en todos los compartimentos y no aparece. No sabemos si se ha quedado en el hotel, que se ha roto el mosquetón o en la furgoneta.

No hay más solución que seguir hasta Valloire. Y subimos el Telegraph con mucho calor y muchísimo tránsito de motos y coches. Algunos no respetando mucho la distancia a los ciclistas.

Pasamos el control de llegada y retiramos los equipajes y nos desplazamos al hotel que estaba a 80 mts.

Que diferencia de hotel. Buenas habitaciones con excelentes vistas y buena atención. Nada que se le parezca a lo de Bourg.

Nos indican un sitio para cenar al que acudimos una vez aseados y repuestos con una grande cerveza en la terraza del hotel.

Al día siguiente sigue el buen tiempo, buen desayuno y volvemos a intentar el tema de los equipajes y no hay manera de conseguirlo.

La gestión con el hotel acerca de la llave de la batería resulta infructuosa. Así que no he podido cargar la batería ni cambiarla. Por tanto, para acometer el Galibier voy con una bici que debe pesar unos 20 kg y sin ayuda de motor. Llevo la segunda batería, el cargador, una bolsa y también la porta paquetes trasero que también pesa.

Y poco a poco y haciendo las paradas pertinentes para no pasar de pulsaciones se llega arriba. A punto hemos estado de parar a algún coche que llevaba porta bicis. Pero no se ha terciado.

Avituallamiento y fotos en lo alto y ya se acabó lo duro. Y ahora hacia abajo la bici va como una moto. He decidido ir al hotel por si hay suerte y encuentro la llave en la furgo.

Me adelanto, llego al hotel y nada, no hay llave. Aligero de peso la bici y me hoy a buscar las 21 curvas de Alpe d’Huez. Empiezo y en ese momento la temperatura marcaba 34º, pero la mente trabaja rápido y decide que no tiene ganas de sufrir y en la primera curva decido dar la vuelta, Me voy a por la furgo y voy a subir para bajar los equipajes.

Voy a subir por Allemont y así me evito la mayor parte de la subida donde está lleno de ciclistas. Adelanto a algunos de los compis y me voy a la meta para poder filmarlos en la llegada.

Y eufóricos llegan los 5 y satisfechos por haber terminado.

Llevamos las bolsas a la furgo, reponemos fuerzas en el frugal avituallamiento final. Ellos se van hacia el hotel y yo en teoría hasta las 18.30 no me dejan bajar. Así que decido volver por el puerto de la Sarenne.

Buena cena y a dormir.

Al día siguiente la vuelta con el mismo régimen de conducción.

Mas charraetas y protestas por exagerada presencia de motos durante el trayecto.

Pero el caso es que sin más problemas y reparto de los asistentes y a pensar en la siguiente.

Y eso ha sido todo que yo recuerde ya que escribo la crónica con un mes de retraso y a esta altura ya se sabe que la memoria puede gastarnos alguna jugarreta.

Eso si todos satisfechos menos el Manue por el fallo de la llave.

Y al año que viene ya veremos.