martes, 13 de julio de 2010

Un paseo de Narbonne a Bagneres de Bigorre

Después de la jornada de alta montaña en los Alpes, el domingo 4 de julio se preparó la vuelta para con la Pendeja, quedarme en Narbonne. Desde allí y cargado como viene siendo habitual hacer el recorrido hasta Bagneres de Bigorre.
Sobre la una y pico mis amigos de dejaban a la salida del peaje de Narbonne. Y manos a la obra, destino Carcassone, ciudad en la que tenía reserva en el Albergue juvenil. Distancia 67 kms pero que kms. Siempre el fuerte viento de cara, pero eso la Pendeja ya lo conoce. El calor también es notable y eso lo tengo que aguantar yo. Llego a Carcassone, ya con el trasero empezando a protestar ya que se acumula la paliza del día anterior. Esta ciudad a la que no sé porque nunca la había visitado.


Y realmente vale la pena.


Da la suerte de que el albergue juvenil se encuentra en medio de la ciudad amurallada. Menos mal que voy en bici y puedo entrar fácilmente y también visitar toda la ciudad sin apenas desplazarme. Lógicamente al ser domingo la misma se encuentra abarrotada de turismo, hay que tener en cuenta que estamos ya en Julio. Casi todo son restaurantes para atender a los turistas.

En el albergue muy bien por cierto al ser la hora de cenar veo a dos jovencitas que están comiendo algo de pasta y les pregunto si yo también como. En primer lugar me dicen que no, pero cuando terminan y ven que les ha sobrado mucha pasta, me la ofrecen. Lógicamente acepto la invitación y me zampo un par de platos de pasta con verdura. Así me ahorro tener que cocinar, después por la calle un helado y listo.
Al día siguiente continuo pero al llegar a Mirepoix, digo que ya esta bien, bueno no lo digo yo, lo dice el trasero y total después de solo 50 kms, pero también contra el fuerte viento de cara.



Busco un camping y después de ordenar todo, me voy a un centro medico para que reparen mis aposentos traseros. Ponen un buen parche y listo. Me dicen que aguante 3-4 días ese parche, pero ya, ya.
Otra ciudad agradable de ver, con sus plazas con porches enormes y claro ocupado por restaurantes. Pero lo mejor es verlo con fotos y termino antes.
Tercer día y me esperan 77 kms hasta St Girons.


Más viento de cara pero por una zona esta cercana a los Pirineos, que me encanta. Las construcciones, el paisaje, la gente. Si alguna vez me pierdo, de momento me encontraran por aquí. Descanso de nuevo en un camping muy tranquilo y buenas vistas. Allí me encuentro con una señora holandesa que llevaba ya 4 semanas subiendo todos los puertos de los Pirineos, con bici de carretera por supuesto.
El cuarto día ya me va a llevar y después de 110 kms a Bagneres. Pero para ello he tenido que sufrir los calores de estos días y aunque no es Córdoba, a las 3-4 de la tarde el sol aprieta bastante, pero a eso de las 5 de la tarde y bastante acalorado llego a Bagneres. Otra etapilla más con la Pendeja. Ya veremos cuando es la próxima.

lunes, 12 de julio de 2010

Esa vitalidad

Mientras hacia compañía a la siesta, oía unos golpes asincronizados, sordos, pesados,… Dejo la grata compañía de la siesta y me pongo el traje de investigador. Rechazo que sea el perro ya que el si que continua en manos de Morfeo. Vuelvo a detectar ese sonido y presiento que es del exterior. Me asomo por la ventana de la cocina y veo a una señora de casi 90 años con un pico de tamaño industrial entre sus curtidas manos. La buena mujer con su gorro blanco, pesa poco más que la herramienta que levanta y deja caer sobre el suelo en la búsqueda de perforar la tierra húmeda del jardín. Ese era el origen del extraño ruido. Hoy por lo visto en lugar de trabajar en el monte lo está haciendo en la parcela que rodea a la vivienda que tiene alquilada a mi hija. Y esto me hace recordar a otras tantas personas de su misma edad cuya vitalidad le hace acometer actos físicos que van contra la naturaleza. Hoy mismo nos hemos enterado que la abuela de mi yerno ha fallecido. Pues bien esa mujer ha estado su cuerpo inválido los últimos años de su entrañable existencia. Había cumplido largamente los 90. Pero hasta poco antes de esa parálisis, aun jugaba sus partidas de tenis periódicamente. Y yo me pregunto que lucha interna tendrá ese cuerpo que no obedece a los requerimientos de su mente. Cuantos sufrimientos gratuitos no corporales padecerán esas personas. Nunca lo sabremos y creo en mi modesta opinión es que aunque los supiéramos. ¿le haríamos caso?. Creo que será muy difícil la solución

jueves, 8 de julio de 2010

La Marmotte

Como ya viene siendo habitual, el primer fin de semana voy a los Alpes franceses. Esta es la séptima vez que voy para participar en la famosa marcha cicloturista de la Marmotte, como ya he explicado es una marcha durilla. Allí nos juntamos mas de 7.000 locos de la carretera para pasear (es un decir) el Glandon, el Telegraph, el Galibier y para terminar con Alpe d’Huez. Total 175 kms y 5.000 mts de desnivel acumulado.
Las previsiones que miramos todos los días previos da como resultado que nos vamos a mojar. Siempre con tormentas y chaparrones. Pero claro ya que has hecho mas de 1.000 kms, hay que salir, nunca sabes si a la vuelta de un puerto sale el sol.
A diferencia de la QH de Sabiñanigo, aquí la salida no es sálvese quien pueda. Como la gente sabe a lo que viene se lo toma con cierta tranquilidad. Los paisajes ya os podéis imaginar que son de lo más agradables. Lo único malo que tiene es que hay tramos de bastante tránsito ya que la carretera está totalmente abierta.
Todo el recorrido acompañando a un amiguete que es principiante en esta locura. Paramos todas las veces que hace falta, se medio deshidrata, bebe un montón y a continuar para acometer esa subida final. Ya a la vista de los 2 kms a meta le digo que ya sabe el camino y quiero subir las pulsaciones por lo menos al final. Antes de entrar le espero y le felicito por haber llegado en un tiempo que no hay porque comentarlo.
Los comentarios de muchos de los que vas adelantando en el último puerto son de los mas variados, “Esto no hay quien lo aguante, no vuelvo más”, “Esto es un mata personas” y muchos más de ese tipo. Pero luego después de la cena, ya se empieza a pensar en el año que viene.
Somos bicidependientes y no lo podemos evitar.
Y algún día de estos más ya que he vuelto a sacar a pasear a la Pendeja